Quizás para algunos sea muy fácil empezar ha hablar de la educación, de cómo hoy en día es pasada a llevar y es vista como cualquier cosa, sin darle su verdadero valor, pero para otros no es tan fácil, como para mi.
Recuerdo cuando en la básica tuve mi primera clase, en kinder, y como la mayoría de mis compañeros lloraban por miedo a descubrir cosas nuevas y quedarse solos sin su mamá, pero luego igual que los demás no querían que se pasara tan rápido el tiempo, para poder seguir aprendiendo de otra forma lo que a algunos ya nos habían enseñado en nuestros hogares, eso porque nuestras tías eran muy preocupadas y nos apreciaban de verdad. Nos estaban entregando valores y a como valernos por nosotros mismos.
Luego al ir avanzando en los cursos y descubrir cosas que ni si quiera nos habíamos imaginado, sentimos que esas cosas eran realmente importantes.
Ahora en la universidad todo es distinto, hay que poner en práctica lo aprendido y valernos por nosotros mismos, es bastante difícil pero hay que decir que nuestros profesores son muy preocupados y nos están enseñando que las notas no son lo más importante, sino lo aprendido y puesto en práctica.
Se me hace muy difícil criticar a mis profesores y resaltar sus faltas, porque en realidad lo que debo hacer es darle las gracias porque son personas preocupadas, que les importa más que sus alumnos aprendan y estén bien, y no pasar sus materias y que sólo algunos hayan entendido.
Pero esto tiene que servirme para tener fuerzas y tratar de cambiar lo mal que está hoy en día la educación chilena, hoy en día hay muchos profesores que lo único que esperan es que le suban el sueldo, pero no se dan cuenta que la educación que están entregando es mediocre y lo único que logran es aumentar la desmotivación de los jóvenes he impulsarlos ha seguir con sus rebeldías y despreocupaciones.
Deberían preocuparse más de interrelacionarse con los alumnos, sus familias, a demás de hacerlo con sus colegas para así entre todos aprender y enseñar de la mejor manera.
Ser un profesor que entienda que toda enseñanza es un círculo de muchas variables y que si no puede tener control o formación al respecto, no podrá nunca dejar de ser un profesor deficiente o básico.
Debiese tener presente que si bien los cursos están sobrepasados, él tiene la obligación de formar un ambiente propicio, crear variadas estrategias de enseñanza para que así sus clases no se vuelvan monótonas, las normas de convivencia son necesarias como en todo, pero no debieran imponerlas de mala forma, porque lo único que lograrán, por lo menos en los jóvenes de hoy, que lo único que quieren es ser libres y mostrar lo que son, es aumentarles la rabia contra este sistema de gobierno, haciendo que no vean mas allá de sus narices y se olviden que un día crecerán y tendrán que insertarse en esta sociedad que lo único que busca es acabar con las cosas nuevas que están en contra de sus principios.
Los profesores deberían conversar con sus alumnos y llegar a acuerdos que no lo dejen en desventaja ante ellos, pero que les permita hacer amena la clase, presentar los objetivos y lo que esperan de ésta, y comunicarse verdaderamente, para que juntos aprendan; los jóvenes conocimientos que van mas allá de las materias y los profesores en qué están fallando, lo que le falta a la clase para no aburrir a sus alumnos y sobre todo conocerlos, para darse cuenta que a veces no están en contra de ellos sino que están pasando por problemas familiares o dentro de su grupo social y no encuentran otra mejor salida que descargarse contra ellos sin motivo.
Hay otros profesores que por el contrario saben que su sueldo es bajo, pero no se quejan y se sienten reconfortados solo con hacer su clase y quizás después de ésta, conversar con sus alumnos y enterarse que es lo que les paso ese día, si está todo bien en sus casas o que fue lo que les paso ese día para que no cumplieran con sus deberes; hay una relación de confianza, de preocupación de hacer grata la convivencia diaria; es tal esta preocupación mutua que los alumnos se quejan si les cambian profesor o preguntan que les paso si han faltado algún día.
Esto porque los profesores han aprendido a conocer a sus alumnos, el mundo en el que están insertos, sus familias, sus fortalezas y debilidades; han aprendido a hacer cada clase distinta a la otra, distintas evaluaciones, actividades que no separan al curso en grupos, todo lo contrario hace que se unan más fortaleciendo los lazos entre compañeros, a hacer más didácticas sus clases; han aprendido a vivir juntos, a saber que todos son distintos, que no todas las personalidades y caracteres son iguales, que algunos pueden chocar y que ahí deben estar para apaciguar las cosas y hacer que la convivencia sea grata y armónica y sobre todo han aprendido a ser personas integrales, en sus trabajos como en sus hogares. Pero esto no lo han aprendido solos sino que en conjunto con sus alumnos que también han aprendido cosas nuevas, como valores, metas a cumplir, ilusiones a corto y a largo plazo, proyectos de vida, etc.
Lamentablemente para este tipo de profesores no todo es de color de rosa, porque la educación realmente deja mucho que desear, en todo sentido, tanto en las aulas, porque a los alumnos no les importa el mañana, solo les preocupa el presente y en su presente no esta el educarse, hay una sobrepoblación de alumnos en éstas, en lo laboral, hay bastantes profesores sin trabajo, los sueldos son ciertamente bajos para el labor que cumplen, no se respetan sus derechos, se están pasando a llevar, no son valorados ni tienen el trato que el gobierno les da a cualquier otra persona, sino que son vistos en menos y desmerecidos por lo que se ven obligados a hacer protestas para poder mejorar al menos algo de todo esto.
Realmente la educación debiese cambiar, ser equitativa, de calidad, que todos tuvieran la oportunidad de estudiar en la universidad y que los costos no fueran tan altos.
Debiéramos seguir el ejemplo de otros países europeos, en donde la educación es gratis, de calidad y pareja para todos, en vez de cobrarles a sus alumnos matriculas y mensualidades, se les da un pequeño salario para costear sus materiales y necesidades básicas.
Aunque estas parecen tontas ilusiones, aún tenemos la esperanza como sociedad de no ir en decadencia y de seguir desarrollándonos, aunque sea a paso lento, pero seguro como dice el dicho.
Debiese el gobierno pensar más en beneficios para la gente trabajadora, que se gana el sustento con el sudor de su frente, y no tanto para sus miembros y la gente de mayores recursos. Debería hacer participe a la comunidad de sus propuestas y en conjunto llegar a soluciones concretas y prontas, que las palabras se conviertan en acciones y las cosas buenas perduren.
domingo, 6 de julio de 2008
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